Zara partió a algún otro lugar a donde van los perros y me he sentido tan devastada que me puse a reflexionar el porqué.
Y entonces recordé una pregunta que me hizo mi mamá hace muchos años en el medio de una comida. Una de esas de todos los días; mis hijos eran mucho más pequeños y ahí estaban sentados a la mesa frente a un plato de sopa; el mantel de siempre, seguramente mi papá leyendo el periódico y nosotras viendo que todo fluyera de forma normal. Al terminar la comida compartíamos un café (con anís casi siempre) y los chicos seguramente iban a jugar o hacer la tarea. Y así, en el medio de esa rutina me soltó la pregunta:
-¿cuando será la última vez que estaremos viviendo un día así?
Y recuerdo claramente que me le quedé viendo con cara de asombro y simplemente dije: -no sé.
Pero la pregunta se me quedó grabada… y ese día llegó. Y así como mi respuesta, no sé cuál fue la última vez.
He disfrutado cada etapa de mi vida y he tratado de vivirla al máximo cada día, con toda intensidad. Y por eso desde mi mamá ya no está me regocijo de recuerdos y de todos esos momentos que compartimos, aunque aún la extraño.
Todo va cambiando, todo tiene un fin y la última vez, y pocas veces somos conscientes de ello.
Zara, también se ha ido y con ella se fueron esos años de niñez y juventud de mis chicos y de rutinas que compartimos.
Sí, era una consentida y estaba presente a cada momento: en las caminatas del domingo, en las compras del súper (las croquetas, las bolsitas), a la hora de la cena porque se esmeraba en sacar su plato hasta el comedor para estar cerca de nosotros mientras comíamos; en la logística del día a día para ver quién la sacaba de su encierro cuando regresábamos de la escuela y en estos últimos años cuando regresábamos de trabajar; en todas las fotos que todos le tomábamos mientras comíamos juntos, caminábamos o simplemente estábamos viendo una peli en la tele, o en la cama leyendo.
Trabajé muchos años en casa con ella echada a un lado.
Y así, un día fue la última vez.
Y la última vez de todas esas rutinas que van haciendo la vida.
Y si, también la extrañaré.
Y también me regocijaré con los recuerdos que me dejó.
Y también aprenderé a vivir esta otra etapa, con mis hijos ya con alas grandes.
Así es la vida, creo.